Amanecemos en O Cebreiro con alegría (¡ya estamos en Galicia!), nos preparamos, desayunamos algo en un bar del pueblo y nos ponemos en marcha según lo previsto.
La etapa hoy está siendo bastante cómoda (en total, unos 22 kilómetros hasta Triacastela). Hay alguna que otra subida, pero la gran mayoría del trayecto ha sido bajada. De hecho, uno de los tramos de hoy (serían unos 100 o 200 metros, aproximadamente), tenía una de las pendientes más pronunciadas que nos hemos encontrado hasta el momento en el Camino.
Hemos hecho una parada técnica en Fonfría. Ahí nos ha dado la bienvenida una mujer del lugar que estaba repartiendo filloas (es un dulce típico de Galicia, similar a un crepe, pero con algunas diferencias) con mermelada y azúcar. Se coloca en la puerta de la cochera con las filloas y las reparte entre los peregrinos que pasan por allí. Desde aquí, gracias a ella y a todas las personas que, de una forma o de otra, contribuyen a que el Camino de Santiago sea un viaje tan especial.
Gracias también a todas las personas que nos paran a preguntarnos por Dos (3) Ramos en el Camino, porque de esa forma nuestro mensaje, nuestro reto, llega a muchísima más gente. Porque de esa forma todos juntos apoyamos la investigación para AME y los niños que la padecen.
Retomando el día de hoy: hemos aprovechado que estábamos en Fonfría para tomarnos un café, un zumo de naranja y un poco de queso (que estaba buenísimo, por cierto). Antes de reanudar la marcha, los niños han encontrado una cama elástica y, como no podía ser de otra forma, ahí hemos estado un rato. ¿Alguien me explica de dónde sacan toda esa energía? No alcanzo a comprenderlo.
Bueno, hemos continuado hasta llegar a nuestro destino, Triacastela. Hemos llegado sobre la 1 y pico, un poco más tarde de lo que nos hubiera gustado, pero no pasa nada. Hemos ido a la habitación, nos hemos instalado y nos hemos ido a comer a uno de los restaurantes del pueblo.
Hoy por suerte sí que podíamos echarnos una siesta, pero los niños han visto que hay un río aquí al lado y se han puesto bastante insistentes para bajar. Les he dicho que primero echáramos la siesta, que hay que descansar, pero no ha habido manera. Cada vez que cerraba los ojos, me despertaban. Así que, muy a mi pesar, no bajaremos al río. Eso sí, después de la siesta de 3 horas que se han echado al final, cualquiera les despertaba. Así que he aprovechado para ir al supermercado de enfrente a comprar el desayuno y el almuerzo de mañana, y también para destender la ropa.
Al final hemos bajado 5 minutos al río los tres juntos. Eso sí, el agua estaba, por lo menos, a 800 grados bajo cero, así que tampoco les llamaba la idea de meterse. Pero Yago ha tropezado y ha caído entero dentro del río; ha salido de ahí escopetado.
Después del río hemos ido directamente a cenar: queso, pulpo, empanada… que se note que estamos en Galicia y cada vez más cerca de nuestro objetivo final. Hemos compartido la cena con gente que hemos ido conociendo a lo largo de estos días; hoy estaban también nuestros amigos navarros y donostiarra. Cuando llegamos nosotros ya llevaban un rato allí. Cantando, disfrutando… ha sido un momento de esos divertidos del Camino.
El sueño ya empezaba a aparecer así que nos hemos ido para casa. Por el camino hemos hecho un pequeño directo y, nada más llegar a la habitación nos hemos lavado los dientes y preparado para ir a dormir. Lola incluso se ha ofrecido a hacerme un masaje.
¡A dormir y mañana será otro día!
Estamos deseando comenzar y compartir con todo el mundo nuestra experiencia; queremos ayudar a Fundame con la investigación, con los tratamientos y sobre todo con la visibilidad, que nadie se quede sin saber que esta enfermedad rara existe y todos los niños merecen vivir de la mejor manera posible.