Hemos empezado el día con mucha energía hoy. Teníamos puesto el despertador a las 6, he aprovechado un rato para contestar a redes sociales y a las 6.30 estábamos en pie. Hemos recogido, desayunado un arroz con leche en la habitación y en marcha.
Antes de salir, hemos pasado por la catedral de León para despedirnos, y nos hemos encontrado con un señor de San Sebastián que arrancaba hoy. ¡Ánimo y buen camino desde aquí!
La salida de León es un poco complicada: mucha fábrica, cuestas… pero hemos empezado con buena marcha y así hemos pasado la etapa de hoy.
Sin mayor novedad hoy: hemos ido bien, suavecitos… quizás, también tiene que ver el hecho de que hoy hemos descansado muy bien. Han sido unas seis horas de sueño, pero entre que no había nada de ruido, que el colchón era comodísimo y demás… mi cuerpo (especialmente el mío) lo ha notado.
En el pueblo anterior a nuestro destino, hemos comprado algo de fruta y verdura (incluso nos han regalado unos plátanos para los tres). Hemos aprovechado que Lola quería ir al baño para tomar algo: unos refrescos, una pizza, unos champiñones a los que nos han invitado… al final, entre unas cosas y otras, hemos comido ahí.
Hemos llegado al albergue de San Martín del Camino, nuestro destino, sobre las 14.30. Una colada, y, como ya habíamos comido antes de llegar, directamente a la siesta. Lola y Yago han podido incluso darse un chapuzón antes de meterse en la cama: los dueños del albergue, que viven al lado, tienen una pequeña piscina, y han aprovechado para refrescarse.
Con las pilas cargadas, les he propuesto ir al parque (no hay quien se resista a un rato de juegos en el parque). Sin embargo y para mi enorme sorpresa, Yago hoy no estaba muy por la labor de ir al parque.
Sorpresa grata, admitiré, porque ha decidido que, en su lugar, quería quedarse a ver las gallinas que hay en el albergue. Incluso les han echado de comer: un trozo de tomate que me ha sobrado de antes y los corazones de las manzanas que ellos se han merendado.
Ha sido un poco todo a mata caballo, porque hemos merendado esas manzanas sobre las 19 horas y pico, y a las 20.00 nos hemos puesto a cenar: una ensalada (casi tan grande como una plaza de toros) y pollo guisado.
Y, puede que seamos la envidia de muchos que estáis leyendo esto, pero después de cenar hacía hasta frío. Tanto, que he tenido que mirar el tiempo de mañana por la mañana para ver a qué nos enfrentamos; no vaya a ser…
Finalmente hemos vuelto a la habitación y hemos tenido un rato de juego los tres. Nos hemos divertido mucho, pero el sueño ha podido al final con nosotros y nosotros nos hemos rendido.
Nos vemos mañana en una nueva etapa.
Estamos deseando comenzar y compartir con todo el mundo nuestra experiencia; queremos ayudar a Fundame con la investigación, con los tratamientos y sobre todo con la visibilidad, que nadie se quede sin saber que esta enfermedad rara existe y todos los niños merecen vivir de la mejor manera posible.