Una mañana más, nos ponemos en marcha en horario previsto. La preparación de hoy ha dado gusto: Yago y Lola se han portado muy bien, han trabajado en equipo, colaborando para hacer todo a tiempo y bien.
Ya de camino a nuestro destino de hoy, nos han dado una mala noticia: Marina, la amiga de Connor y a la que Lola había cogido muchísimo cariño, tiene que abandonar el viaje. Ha tenido un pequeño accidente (está bien) que le impide continuar. Es una pena, porque le quedaba una etapa y ya tenía que volver a casa. Lola se ha puesto un poco triste porque no ha podido despedirse de ella. Pero, tal como estamos hoy de ánimos y todo, lo superaremos todos juntos.
Hemos pasado por un pueblo en el que viven unas monjas que salen a recibir a todos los peregrinos. Nos han tratado con muchísimo cariño y, además, nos han entregado unas medallitas. Lo que ellas no se esperaban es que, Lola, entre todas las pulseras que lleva colgadas en el manillar de su bici, lleva también la medallita que ya le dieron hace algunos años. Ha sido un momento emocionante.
Hoy el día ha ido de emociones. Me ha escrito Javier España, que es un chico que está conectando mucho conmigo, y me ha mandado un mensaje de parte de su madre:
“Ante todo, mi gran admitación y felicitación a Kike, Lola y Yago, porque sois tres grandes héroes peregrinos. Sois luchadores y reivindicadores de un derecho propio como es la vida. En este caso, es mejorar la calidad de vida de las personas con AME. Os deseo mucha fuerza y ánimo para conseguir vuestro propósito, que es el de todos. Gracias.”
Ha tenido palabras bonitas para cada uno de nosotros y, siendo sinceros, es un mensaje que nos ha dado mucha fuerza.
Ya pasado el pueblo, nos ha adelantado un chico en bici. Se ha parado para ver qué ponía en nuestras camisetas y para conocer nuestra historia, así que nos ha hecho una pequeña entrevista. Es colombiano y nos ha contado un poco su historia.
Y, por fin, hemos llegado a Hontanas a las 15.30. Cuando hemos llegado al lugar en el que dormiremos hoy, hemos visto que había spa, y… no nos hemos podido resistir. Eso sí, antes de nada he aprovechado que había lavadora y secadora para lavar todo. Hecho eso, directos a relajarnos un rato. Al final hemos estado dos horas.
Después del spa nos hemos vestido y hemos ido a ver a las monjas dominicas del pueblo. Tienen un gesto muy bonito con los peregrinos, y es que nos hacen masajes en los pies, para relajarlos después de tantas horas caminando. Pero, en realidad, lo bonito no es qué hacen, sino cómo lo hacen. Con todo el cariño del mundo, sin esperar nada a cambio, simplemente como forma de ayudarnos.
Después de toda la tarde, entre unas cosas y otras, hemos vuelto a la habitación renovados. Hemos visto un rato la tele, hemos hecho una videollamada con mamá, hemos llamado a los abuelos y a las abuelas… y, una vez hecho todo, tocaba irse a dormir.
Estamos deseando comenzar y compartir con todo el mundo nuestra experiencia; queremos ayudar a Fundame con la investigación, con los tratamientos y sobre todo con la visibilidad, que nadie se quede sin saber que esta enfermedad rara existe y todos los niños merecen vivir de la mejor manera posible.