Después de la primera vez, allá por 2018, teníamos más que claro que la aventura se repetiría en algún momento. La llegada del pequeño de la casa, Yago, marcó la cuenta atrás. Él tenía que ser lo suficientemente mayor para poder ir en el carro, pero, al mismo tiempo, lo suficientemente pequeño para poder caber en el carro. 2023 era el año.
Así comenzamos todos los preparativos. Primero, lo primero: los alojamientos. Sin esta tarea tachada de la lista de “cosas que hacer antes de hacer el Camino de Santiago con dos niños”, lo demás no serviría de nada. Nos pusimos manos a la obra: contactamos con la Asociación de Albergues Privados del Camino de Santiago, la misma que hace cinco años nos proporcionó los alojamientos. Casualidades de la vida, el que por aquel entonces era el presidente, había dejado de serlo hace escasos meses; no había nada que pudiera hacer. Primer problema: un alojamiento por día, para tres personas, durante 30 días…
Mandamos mails, hicimos llamadas, hablamos con todo el que pudimos para conseguir ayuda con los albergues. Hasta que Iván de LINLAB, uno de los responsables de que estemos preparados para hacer el Camino de Santiago, se puso en contacto con nosotros. Él se ocuparía de los alojamientos, él aportaría su grano de arena, así, con esa mentalidad de ayudar sin condiciones. “¿Qué necesitas para hacer el camino? ¿los alojamientos? Adelante”. Fue emocionante y confuso, pero sobre todo ilusionante. ¿Por qué, si no les conocía de nada? Porque sí; por la historia, por la causa, porque aún hay gente buena…
No ha sido tarea fácil. Muchos días buscando los sitios más económicos, los que más se adecuaran a las necesidades de tres viajeros de estas características. Pero lo conseguimos; con la ayuda de Iván, lo conseguimos!
Primer obstáculo superado. Ahora había que seguir tachando elementos de la lista, y todo ello pasaba por la colaboración de terceros. De nuevo, a puerta fría. Poco a poco, todas las piezas del puzle se fueron colocando en su sitio. Raquel, de la mítica tienda de deportes Esbal, contactó con todos sus proveedores para cubrir el material deportivo. Merrel, marca de zapatillas de trail, ha colaborado regalando todo el calzado necesario para el viaje.
El Camino de Santiago, metafórica y literalmente, está lleno de subidas y bajadas. Y ese es uno de los retos principales. Por un lado, por las lesiones que vienen amenazando desde hace tiempo, por otro, porque Lola, con todo lo deportista que es, no deja de tener 10 años. Probamos propuestas de todo tipo: patines para poder quitárselos, patinete, carros de arrastre… pero parecía que lo más cómodo para ella era la bici (aunque, al mismo tiempo, fuera lo más pesado). Después de darle muchas vueltas, una amiga nos prestó un cinturón de canicross para poder tirar de la bici cuando Lola lo necesite. Otro problema resuelto.
Tras mucho buscar y preguntar a gente del mundo de la bicicleta, un amigo ciclista nos habló de Ciclo Sport, a cuyo cargo está Fernando. Si un viernes contactamos con él, el lunes nos devolvió la llamada y el miércoles ya contábamos con todo el material necesario para la bici de Lola.
También el material de farmacia (repelente para mosquitos, crema solar, para golpes, o incluso material de primeros auxilios) está cubierto, gracias a la colaboración del farmacéutico del barrio. De nuevo, acompañándonos en esta lucha por los niños con AME.
¿Y qué sentido tendría todo esto si no tiene la visibilidad que merece? Allá por 2018 ya logramos hacer ruido a través de las redes sociales, e incluso a través de la radio y la televisión. Ahora, en 2023, queremos que Dos (3) Ramos en el Camino llegue a mucha más gente. A través de estas crónicas, que serán diarias cuando comience el viaje, de nuestras redes sociales, de televisiones locales y de otros tantos canales que irán surgiendo.
La logística está prácticamente encaminada, y eso es un respiro porque sin la ayuda de todas las personas que han colaborado y que lo seguirán haciendo, esto no sería posible. Pero todavía queda calentar motores.
Quedan días de entrenamiento en los que tendremos que adaptarnos unos a otros para poder practicar las posibles dificultades que se presenten a lo largo del camino. Sea como sea, teniendo de nuestro lado las ganas, el apoyo de todas las personas que han querido arrimar el hombro y, sobre todo, el motor que nos mueve, todo lo demás llegará poco a poco…
Estamos deseando comenzar y compartir con todo el mundo nuestra experiencia; queremos ayudar a Fundame con la investigación, con los tratamientos y sobre todo con la visibilidad, que nadie se quede sin saber que esta enfermedad rara existe y todos los niños merecen vivir de la mejor manera posible.
