Hace relativamente poco hemos empezado a notar como los consumidores han cambiado sus hábitos cuando realizan la compra de un producto alimenticio. Y podréis imaginaros quienes pueden ser los responsables de esto: las nuevas tecnologías, las redes sociales y la sociedad de la información en general, entre otros.
Ahora, el consumidor compra en plataformas online, obtiene información sobre el producto por otras fuentes, se fía de la opinión de otros y se preocupa más por su salud.
Los nuevos consumidores han evolucionado, el mundo es digital y las tiendas deben adaptarse a las necesidades de estos clientes cada vez más exigentes.
Pero, ¿son conscientes todas esas empresas del sector alimenticio de las nuevas tendencias?
Veamos, a continuación, qué factores han influido en ese cambio:
Modas y tendencias: ¿eres vegetariano?
Si te fijas y echas una mirada al pasado, la ropa ha cambiado, la forma de pensar también, incluso la forma en que comemos es diferente. Nada tiene que ver con lo de hace algunos años.
Con el cambio de mentalidad con el paso de los años y la avalancha de información, ahora el consumidor puede decidir con más datos entre una multitud de opciones: ser vegetariano, vegano, comer comida sin gluten (aunque no sea intolerante) y decidir seguir la dieta que más sana le parezca y le guste.
Pero, ¿creéis que ser vegetariano o vegano es una moda pasajera o una elección personal? ¿Qué otras modas alimenticias creéis que se impondrán en un futuro cercano?
Nuevas tecnologías
Antes los consumidores tomaban una decisión de compra, basándose en lo que la gente opinaba. Si hablaban sobre lo bueno que era un producto, eso les valía para comprarlo. De hecho, hoy el boca a boca sigue siendo una técnica muy efectiva.
Pero ahora, además del boca a boca, el consumidor sigue buscando la opinión de otros clientes que ya han probado ese producto. Pero lo hacen a través de redes sociales, foros y otras plataformas online, lugar donde se mueven y son más activos.
Consumidores más críticos y responsables
Muy unido al punto anterior, está la exigencia cada vez mayor del consumidor. Ante tanta información a la que cualquiera puede acceder, el cliente conoce cada detalle del producto que consume. Sabe cuántas calorías ingiere y cuáles son sus necesidades reales.
A día de hoy, uno de los productos más demandados recientemente por los consumidores son los llamados fair trade (comercio justo), en el que muchos están dispuestos a pagar lo que sea por estos productos.
Los productos que llevan este sello de garantía ofrecen al consumidor seguridad acerca de los valores éticos del producto. Esto quiere decir que se han comprado a un precio justo, que apoya al desarrollo sostenible de la organización productora y que se han producido en condiciones de trabajo dignas.
Asimismo, otros productos muy demandados por los consumidores han sido los de procedencia local. Estos se componen de ingredientes propios de la zona y siguen recetas tradicionales y locales.
En definitiva, el cliente busca un producto con un empaquetado que refleje de forma clara sus ingredientes, los datos de nutrición y que defiendan una política sostenible (que se pueda reciclar cuando llegue su final de vida y sea biodegradable).
Por otro lado, es vital, por tanto, que los productos que tengan azúcar reducida, incluyan en su empaquetado palabras como estas: light, sin azúcar, libre de azúcar o sin azúcar añadido.
Como he dicho antes, el consumidor se preocupa por el origen de los alimentos. Por eso, disponer de toda la información posible en el etiquetado es muy importante, ya que el consumidor mira si un producto es light, está bajo en sal o si no tiene gluten.
Nueva relación entre marca y usuario
Esta revolución de las redes sociales ha conseguido que haya un estrechamiento mayor entre marca y usuario. Es decir, una empresa que tenga presencia en Facebook puede interaccionar con un usuario, unir lazos y crear una química especial que termine fidelizando al consumidor.
Esto antes era impensable, que una marca adquiriera personalidad y que fuera capaz de interaccionar con su público.
Por otro lado, esto es beneficioso para la empresa porque se da a conocer más, cuenta su historia, quienes son los protagonistas, qué hacen, cuál es su filosofía…Y por tanto, ofrecen una mayor transparencia, algo muy valorado por los consumidores a la hora de comprar.
Por tanto, las empresas que realizan una personalización de las recomendaciones online a través de redes sociales, obtienen más conversión en carritos de compra.
Menos azúcar
Las autoridades están cada vez más pidiendo a las industrias alimenticias que reduzcan la cantidad de azúcar en sus productos, sobre todo a la industria de las bebidas carbonatadas.
En México, es alarmante el número de personas que consumen este tipo de bebidas y sorprende los altos índices de personas que sufren diabetes y obesidad (sobre todo infantil).
De hecho, en EEUU ya se han tomado algunas precauciones al respecto. El gobierno retiró algunos refrescos que superaban las 16 onzas de azúcar.
Esta medida ha asustado a muchos procesadores, lo que les ha llevado a crear nuevas tecnologías para endulzar las bebidas. El nuevo desafío es y será este: reformular productos tradicionales y encontrar productos substitutos. En algunos países se ha empezado a sustituir el azúcar por la stevia y la siraitia, pero no en todos los países está permitido.
Por otra parte, los consumidores están más concienciados con sus cuerpos y su salud, y les preocupa el tema del sobrepeso y la obesidad. En concreto, 8 de cada 10 consumidores europeos están dispuestos a pagar más por productos saludables.
Vida estresada
El consumidor vive en un constante estrés en el trabajo y eso le hace mella en sus hábitos. No tiene tanto tiempo para cocinar, y lo que prepara es más sencillo y rápido.
Esa vida ajetreada entre casa y trabajo hace que se consuman más alimentos precocinados y se tienda a llevar comida a casa.
Experiencia que active todos los sentidos
Ante esta audiencia exigente, los procesadores son conscientes de que los productos deben provocar una experiencia en el consumidor que active todos sus sentidos. Es decir, no solo deben estar buenos y oler bien, su textura también influye.
Un ejemplo claro de esto es el chocolate, aquellas tabletas que tienen galletas o caramelo por dentro ofrecen diferentes texturas y sabores en un bocado, lo que supone una experiencia única y placentera para el consumidor, como así ocurre también con algunos snacks y helados.
¿Qué otros nuevos hábitos está el consumidor incorporando? Y, ¿qué otras tendencias creéis que están en auge y cuáles se están asomando para dentro de unos años?